Pena de Muerte


El Sumo Pontífice Francisco, en la audiencia concedida en fecha del 11 de mayo de 2018 al infrascrito prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, aprobó la siguiente nueva redacción del n. 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica, disponinendo que sea traducido en las diferentes lenguas e incluida en todas las ediciones de dicho Catecismo



2267. Durante mucho tiempo el recurso a la pena de muerte por parte de la autoridad legítima, después de un debido proceso, fue considerado una respuesta apropiada a la gravedad de algunos delitos y un medio admisible, aunque extremo, para la tutela del bien común.

Hoy está cada vez más viva la conciencia de que la dignidad de la persona no se pierde ni siquiera después de haber cometido crímenes muy graves. Además, se ha extendido una nueva comprensión acerca del sentido de las sanciones penales por parte del Estado. En fin, se han implementado sistemas de detención más eficaces, que garantizan la necesaria defensa de los ciudadanos, pero que, al mismo tiempo, no le quitan al reo la posibilidad de redimirse definitivamente.

Por tanto la Iglesia enseña, a la luz del Evangelio, que «la pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona»[1], y se compromete con determinación a su abolición en todo el mundo.

Catecismo de la Iglesia Católica 2267 (énfasis estresado). Para más información, lee la CARTA A LOS OBISPOS ACERCA DE LA NUEVA REDACCIÓN DEL N. 2267 DEL CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA SOBRE A PENA DE MUERTE


Pope_JP_II_prayer.jpgEl Santo Papa Juan Pablo II sobre la pena de muerte

La nueva evangelización llama a los seguidores de Cristo quienes se consideran pro-vida: quien proclamará, celebrará, y servirá el Evangelio de la vida en cada situación. Una señal de esperanza es el reconocimiento creciente de que la dignidad de la vida humana nunca se debe quitar, aun en el caso de alguien quien comete un terrible mal. La sociedad de estos tiempos tiene los recursos para protegerse por si mismo, sin negarles definitivamente a los criminales una oportunidad de reformarse. Yo renuevo la apelación que hice mas recientemente durante la navidad para un consenso para darle un fin a la pena de muerte, que es cruel y innecesaria. (El Papa Juan Pablo II, St. Louis, MO enero 1999). Castigos no deben ser reducidos a retribución simple, y mucho menos tomar la forma de venganza social o institucional. Castigo y encarcelamiento tienen significado si sirven para rehabilitar el individuo a través de ofreciéndoles a esos que han cometido errores una oportunidad de reflexionar y cambiar sus vidas para poder reintegrarse a la sociedad completamente.

— El Papa Juan Pablo II, Homilía Jubila a los encarcelados, Roma, julio 2002


Obispo Joe S. Vasquez, Diócesis de Austin habla sobre
la pena de muerte 

 

Recursos Adicionales:

Carta Pastoral de la Conferencia Católica de Obispos de Texas

La Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU.
Obispos Católicos Lanzan Gran Campaña Católica Para Poner Fin Al Uso De La Pena De Muerte

La Red de Mobilización Católica
Proclama la enseñanza pro-vida en forma incondicional y su aplicamiento al castigo capital y a la justicia restaurativa. CMN trabaja con la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos para preparar a los Católicos para una involucración mas informada para revocar la pena de muerte estatal y expander o inaugurar programas de justicia de restauración.

El Proyecto de Misericordia
Iniciativa de la Conferencia de Católicos de Texas para inspirar colaboración y dar a conocer al publico los temas de justicia criminal y la pena de muerte.